Hoy fue uno de esos días en los que tuve ganas de ensuciarme las manos y cocinar algo rico para toda mi familia. No es un hábito que tenga ni nada parecido pero la realidad es que después de muchos reclamos, decidí que podía y quería hacerlo. Fui al supermercado y a la verdulería a comprar todos los elementos necesarios. Llegué a casa e hice de la cocina mi espacio de trabajo por la siguiente hora y media. Estaba feliz.
Uno de los ingredientes para mi comida era el queso cremoso. Lo corté en cubos perfectos, tuve un profesor muy exigente y terminé entendiendo (léase aceptando) el tema del equilibrio de ingredientes en los platos, pero desafortunadamente le había errado en la cantidad que compré, me había quedado corta con el queso.
Me alejé de la cocina por siete segundos (no exagero) ya que fui a buscar algo a mi habitación. En el pasillo me crucé con mi hermano, conocido por arrasar con toda la comida existente en el hogar, y siendo consciente de esto, le pedí que por favor no tocara el queso cortado en la cocina. Al volver, lo veo retirarse con la boca llena y con dos cubos de queso en la mano. Lo odié. Me fastidia que la ansiedad se apodere de la gente y les impida razonar. No me basta la explicación machista de “son hombres, son así”. Facilismo al cubo. Me tomó el pelo.
Como buena escorpiana que soy reaccioné, y sí, le grité. Lo merecía; créanme. Acto seguido aparece mi madre pidiendo tranquilidad, paz y armonía. Pero acaso ¿esta mujer no entiende que los demás tenemos emociones y que podemos alterarnos? Es simple, hay momentos para la armonía y hay otros que son necesarios para tener que volver a buscarla. Enojarse no siempre hace mal.
Tenía muchas maneras de reaccionar: podía privarlo de la comida que yo preparé pero no soy tan mala, podía armar un escándalo e irme corriendo al grito de “injusticiaaaaa” pero era muy exagerado hacerlo entonces opté por tomar una actitud más justa e infantil a la vez. El razonamiento fue si yo hice las compras y yo cociné entonces yo serviría la comida en los platos por lo que en el suyo puse la porción con menos cantidad de queso… total el resto ya estaba digerido casi llegando a su estómago.
Ahora lo más gracioso es que él se está enterando en este mismo momento mientras lo lee. La pregunta que me queda dando vueltas en la cabeza es ¿estuve mal? Yo creo que no.
EXCELENTE REACCION. YO REACCIONARIA IGUAL. SEGUI ASI ES EXCELENTE. BESOS. LORE
ResponderEliminarReaccion Inteligente y diplomatica jajajaja
ResponderEliminarMirá que meterse con un queso que encima era escaso. Te aseguro que fuiste magnánima.
ResponderEliminarBesos, SUsana
Llegue a este blog gracias a mi amiga emii...Me gusto mucho y muy buenas las cosas que decis son muy buenas y dan mucho margen a la imaginacion...Un beso y cuidatee!!
ResponderEliminarGente, gracias por tantas lindas palabras. Además de hacerme sentir bien me dan ánimo para continuar escribiendo desde mi perspectiva cómo vivo estas pequeñeces. Saludos! GRACIAS POR LA DIFUSION!
ResponderEliminarme lei los comentarios buscando el de tu hno para ver q decia, pero no comento buuu
ResponderEliminarMuy bueno Pau! Con la comida no se jode... Jajaja. Me alegra ver como se van sumando seguidores (yo también hice mi aporte, je) y por sobre todo, que te hayas entusiasmado con la idea.
ResponderEliminarTe entiendo... a veces una lucha y lucha para hacerse entender y respetar... Y los hermanos son siempre iguales, no te entienden, no te escuchan y hacen todo aquello que les pedis que no hagan. Yo siempre tuve un conflicto con mi hermano: me pongo muy loca cuando estoy en "esos días" y el siempre tuvo el placer de decirme "histeriquita"... toda la vida le grité de todo y siempre me hace lo mismo... en realidad... siempre encuentra formas de volverme loca en cualquier día del año, momento del día, minuto de cada hora... y lo peor de todo es que todavía tengo que convivir con él!!!
ResponderEliminarYo reaccionaria igual o peor... sufri ANOS de que mi hermano quisiera comerse hasta la masa de la torta sin hornear... despues te das cuenta que aunque desees que tus hermanos desaparezcan van a seguir existiendo... y cuando la vida te lleva lejos geograficamente (como me paso a mi) terminas acordandote de esas situaciones y discusiones con melancolia y deseando que estuvieran cerca para comerse los ingredientes de la cena.
ResponderEliminarPau! conmigo eso no te hubiera pasado, porque dejar el queso fuera de la heladera más de 7 segundos es un crimen!!! jajaja
ResponderEliminarMe encanta como te expresas!
Beso enorme! Naty.