Actualmente la vida se divide en dos tiempos, por un lado están los momentos en donde juega el equipo argentino y, por el otro lado, están los momentos en los que no lo está haciendo.
Querido ciudadano, si usted necesita o quiere cualquier tipo de producto o servicio asegúrese de satisfacer dicha necesidad antes o después de cualquier partido porque el mundo, créame, se detiene mientras tanto.
Aparentemente cuando juega la selección, nadie puede hacer otra cosa más que observarla. Los médicos adelantan los turnos, los horarios de trabajo en todos los comercios repentinamente son más flexibles, los bares lanzan promociones para cautivar a los clientes, los taxis se detienen, no hay quien desobedezca a los semáforos y los colectivos llegan todos atrasados. Cuando estamos jugando el mundial todos somos patriotas, todos somos una unidad, ahí sí que todos somos argentinos.
Déjenme decir que me encanta ver los partidos de fútbol de nuestra selección, no estoy quejándome. De hecho, los veo con felicidad, ansiedad y hasta creo que con emoción. El punto al que voy es que me gustaría que ese instinto de unión, solidaridad y empatía lo tengamos más seguido, no cada cuatro años, no me conforma vestir la celeste y blanca únicamente con Diego como DT, sería fabuloso poder decir cada día de nuestra vida: somos argentinos y atrevernos a defenderlo con orgullo. Creo que estamos lejos de lograrlo pero alguna vez oí decir que la esperanza es lo último que se pierde ¿será cierto?
Esas situaciones cotidianas que logran exasperarnos al borde de un colapso nervioso y que después, irónicamente, quedan en la memoria... No hay duda, somos animales de costumbre y repetición.
Machaque del momento
- REIKI
miércoles, 23 de junio de 2010
jueves, 10 de junio de 2010
Delincuencia ¡presente!
No te esfuerces. Llevate lo mío, hacé como si fuera tuyo. Esa situación es la realidad cotidiana de cualquier comerciante en nuestro país.
La primera pregunta que viene a la mente de cualquier persona después de saber que la misma ha sido asaltada es consultar si le han hecho algo. ¿Te hicieron algo? ¿Te lastimaron? Es sabido que el dinero, lo material en general, va y viene, hoy lo tenés y quizás mañana ya no. Pero me indigna, me enoja, me da resentimiento pensar en toda esa gente que cree en que sin esfuerzo se llega a alguna parte, toda esa gente que se cree dueña de sacarle al otro lo que le pertenece. Ante dicha pregunta quiero dejar en claro mi punto de vista, creo que es evidente que a la persona asaltada le han hecho algo, en los casos con suerte cuando no hay daño físico, se produce un gran daño emocional y psicológico. La semilla del miedo queda sembrada y sus frutos comenzarán a tapar varios horizontes. La gente ya no quiere proyectar, me corrijo, la gente quiere pero tiene miedo de proyectar. Es tan decepcionante, ese es mi país, el tuyo, el nuestro.
Argentina cada vez va más en caída y lo que me avergüenza por sobre todo es que cada vez a menos gente le importa, a medida que pasa el tiempo nos vamos enfriando, escuchamos tantas barbaridades alrededor que el factor sorpresa ya dejó de despertar emociones, nada nos está asombrando. Es preocupante pero a la par en mí despierta tristeza, ese tipo de tristeza que se siente cuando se piensa en el olvido. Esa tristeza profunda que siempre está acompañada de una sensación inmensa de vacío y soledad, como si estuvieras caminando por un pasillo oscuro, largo y silencioso que desconocés adonde conduce…
A mi me gustaría reformular las raíces del concepto del trabajo, la consciencia, la necesidad, el esfuerzo, la delincuencia, la sorpresa y la verdad es que no sé como hacerlo. Estoy desorientada, triste y preocupada.
Lo único de lo que hoy estoy segura es que las situaciones extremas de la vida nos hacen replantear la escala de valores que venimos manejando y hoy para mí lo más importante de todo es hacerle saber a la gente que amo, la intensidad con la que lo estoy haciendo.
Finalmente insisto en algo que ya lo dijeron varias personas: LOVE IS ALL YOU NEED.
La primera pregunta que viene a la mente de cualquier persona después de saber que la misma ha sido asaltada es consultar si le han hecho algo. ¿Te hicieron algo? ¿Te lastimaron? Es sabido que el dinero, lo material en general, va y viene, hoy lo tenés y quizás mañana ya no. Pero me indigna, me enoja, me da resentimiento pensar en toda esa gente que cree en que sin esfuerzo se llega a alguna parte, toda esa gente que se cree dueña de sacarle al otro lo que le pertenece. Ante dicha pregunta quiero dejar en claro mi punto de vista, creo que es evidente que a la persona asaltada le han hecho algo, en los casos con suerte cuando no hay daño físico, se produce un gran daño emocional y psicológico. La semilla del miedo queda sembrada y sus frutos comenzarán a tapar varios horizontes. La gente ya no quiere proyectar, me corrijo, la gente quiere pero tiene miedo de proyectar. Es tan decepcionante, ese es mi país, el tuyo, el nuestro.
Argentina cada vez va más en caída y lo que me avergüenza por sobre todo es que cada vez a menos gente le importa, a medida que pasa el tiempo nos vamos enfriando, escuchamos tantas barbaridades alrededor que el factor sorpresa ya dejó de despertar emociones, nada nos está asombrando. Es preocupante pero a la par en mí despierta tristeza, ese tipo de tristeza que se siente cuando se piensa en el olvido. Esa tristeza profunda que siempre está acompañada de una sensación inmensa de vacío y soledad, como si estuvieras caminando por un pasillo oscuro, largo y silencioso que desconocés adonde conduce…
A mi me gustaría reformular las raíces del concepto del trabajo, la consciencia, la necesidad, el esfuerzo, la delincuencia, la sorpresa y la verdad es que no sé como hacerlo. Estoy desorientada, triste y preocupada.
Lo único de lo que hoy estoy segura es que las situaciones extremas de la vida nos hacen replantear la escala de valores que venimos manejando y hoy para mí lo más importante de todo es hacerle saber a la gente que amo, la intensidad con la que lo estoy haciendo.
Finalmente insisto en algo que ya lo dijeron varias personas: LOVE IS ALL YOU NEED.
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